
¡Buenos días navegantes!
¡¡Por el amor de Dios. Qué estrés!!
Dispuesta estaba a felicitaros el año cinco minutos después de las campanadas. Me tomé la última uva, con un gracejo y frescura incomparables, y me bebí el último sorbo de mi rico vinito. Qué bien me sentí, estaba feliz: muy tranquila, con buenas intuiciones, fresca y ágil.
Pero alguien susurró algo en mi oido y empecé a hacerme pequeña, muy pequeña... Me metió en la botella de vino. Cerró el corcho y me lanzó a las estrellas. El susodich@ no pensó en los fuegos artificiales de los cielos segovianos. Una chispa hizo que mi nave estallase en cientos de cristalitos. Tuve que subirme a uno de ellos y como si de una alfombra mágica se tratara me llevó por los cielos.
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¡¡Tengo que felicitar el año a mis amigoooooooos!! grité.
Entonces empecé a crecer y a crecer y tanto crecí que la tierra se convirtió en una canica. Una canica con forma de patata (gran desilusión, siempre me gustó pensar que vivíamos en una esfera perfecta).
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¡¡¡JÁJAJAJAJA, JUÁJUÁJUÁJUÁ!!! Una carcajada más que extraordinariamente ruidosa me envolvió.
-Este debe ser un ser superior, pensé inteligentemente y un poco mareada por los cambios de tamaño y un viaje tan accidentado.
Recuperado mi tamaño aquél "no sé qué" me metió en un cráter de la luna y me contó un secreto.
Ay... con lo mala que soy guardando secretos...
¡Lo cuento!Me dijo:
"Este año se abren 2009 puertas. (pausa silenciosa y se me antojó, un poco larga). ¿Y sabes lo mejor? (cara de atolondrada). Que tú puedes elegir por cual entrar, por cual salir y en cual permenecer"Un estornudo del ser superior
me devolvió a mi cama.
Feliz Año queridos navegantes.
Me da que el secreto es importante.