Topillos de la pradera II

Queridos y queridas navegantes. Os pido disculpas porque dije que cada día haría una entrada contando experiencias de mis días
viviendo entre topillos.
No lo he podido cumplir porque durante dos días y medio quedé atrapada en una madriguera.
¡Por Dios, qué claustrofobia!
Me alimenté de raices y de un par de zanahorías que, suerte la mía, crecen hacía abajo. Bebí gotas de agua que se colaban entre la tierra (llovió con ganas el martes). Nadie me oía, pero no podía gritar mucho para que no hubiese desprendimientos de tierra. Por fín ayer por la noche, ya a altas horas, ví que un hociquillo rosado asomaba por el hueco que dejé al comerme los tubérculos naranjas.
- Bendito seas, Topillo de las praderas. Dije entre lágrimas de emoción.
Y como los topillos tienen la oxitocina por las nubes me comió a besos. Me llevó a casa de sus padres, donde también vivían sus suegros para acicalarme un poco. Pero lo que me curó de toda pena fue ver a aquellos ancianitos con las gafas y los bastones que les regalé.
Estas son dos instantánes del momento
"Gafas y bastones".
¡Buen día, queridos míos!